Cambio climático y conflictos ralentizan los avances en la lucha contra VIH, TBC y malaria

Aunque los resultados en la lucha contra el VIH, la tuberculosis y la malaria superan las cifras previas a la COVID-19, la concurrencia de diversas crisis aleja al mundo de la senda para alcanzar las metas de 2030

El Informe 2023 de resultados del Fondo Mundial, publicado hoy, muestra una notable aceleración de los resultados programáticos en la lucha contra el VIH, la tuberculosis y la malaria después de haber perdido terreno como consecuencia de la pandemia de COVID-19. Sin embargo, existen múltiples desafíos, como el cambio climático, los conflictos y el aumento de las desigualdades y de las amenazas a los derechos humanos, que hacen peligrar cada vez más la meta de acabar con el sida, la tuberculosis y la malaria para 2030.

«Trabajando juntos, la asociación del Fondo Mundial ha salvado 59 millones de vidas a lo largo de las últimas dos décadas», destacó Peter Sands, Director Ejecutivo del Fondo Mundial. «A pesar de los resultados sin precedentes que se consiguieron en 2022, no alcanzaremos las metas de 2030 si no adoptamos medidas extraordinarias».

En 2022, gracias a los incansables esfuerzos, la capacidad de adaptación y las innovaciones de gobiernos, comunidades y nuestros asociados, la asociación del Fondo Mundial consiguió que un número sin precedentes de personas recibieran tratamiento antirretroviral para el VIH. Asimismo, diagnosticamos y proporcionamos tratamiento a más personas con tuberculosis que nunca antes, y distribuimos un número récord de mosquiteros para prevenir la malaria.

Entre los resultados clave conseguidos en 2022 en los países donde invierte el Fondo Mundial están los siguientes:

Para el VIH

 24,5 millones de personas en tratamiento antirretroviral para el

  • 53,1 millones de pruebas del VIH realizadas (12,2 millones para poblaciones clave y prioritarias).
  • 15,3 millones de personas se beneficiaron de servicios de prevención del
  • 710.000 madres seropositivas recibieron medicamentos para mantenerse con vida y evitar transmitir el VIH a sus bebés.
  • 831.000 circuncisiones masculinas médicas voluntarias para prevenir el VIH.

Para la tuberculosis

  • 6,7 millones de personas recibieron tratamiento para la
  • 000 personas en tratamiento para la tuberculosis farmacorresistente.
  • 000 pacientes seropositivos con tuberculosis en tratamiento antirretroviral.
  • 2,2 millones de personas seropositivas en tratamiento antirretroviral iniciaron el tratamiento preventivo de la
  • 1,5 millones de personas expuestas a la tuberculosis recibieron tratamiento

Para la malaria

  • 220 millones de mosquiteros distribuidos para proteger a las familias de la
  • 321 millones de casos sospechosos de malaria se sometieron a
  • 37,1 millones de niños recibieron quimioprevención de la malaria
  • 14,6 millones de mujeres embarazadas recibieron tratamiento preventivo para la
  • 165 millones de casos de malaria

Las crisis concurrentes ralentizan los avances

En muchos de los países donde invierte el Fondo Mundial, recuperar el terreno perdido en la lucha contra las tres enfermedades ha sido especialmente complejo debido a una combinación de diversas crisis interconectadas y concurrentes que van más allá de la COVID-19, entre las que se encuentran el cambio climático, los conflictos y la deuda, así como una alarmante erosión de los derechos humanos y un aumento de las desigualdades entre y dentro de los países.

El cambio climático ya está teniendo impacto en la epidemiología de determinadas enfermedades infecciosas. Por ejemplo, la malaria se está propagando a zonas elevadas de África donde antes hacía demasiado frío para el mosquito Anopheles, portador del parásito. Los ciclones, las inundaciones y otros fenómenos climáticos extremos están provocando repuntes drásticos de las infecciones por malaria en lugares como Malawi y Pakistán. La inseguridad alimentaria y la escasez de agua están obligando a desplazarse a comunidades enteras, lo que aumenta su vulnerabilidad ante enfermedades como la tuberculosis. Cuando se han producido fenómenos meteorológicos extremos, el Fondo Mundial ha dado un paso al frente con el fin de mitigar su impacto en los programas de malaria y garantizar la continuidad de los servicios de VIH y tuberculosis.

Los conflictos dañan las infraestructuras sanitarias y desbordan unos servicios de salud ya sobrecargados, por lo que las personas que enferman no pueden acceder al tratamiento, las cadenas de suministros se rompen y las intervenciones de prevención se interrumpen. En muchos países, entre los que se incluyen Sudán, Ucrania, Afganistán y Myanmar, la asociación del Fondo Mundial ha conseguido superar estas enormes dificultades para garantizar que los más vulnerables reciban los servicios que necesitan.

Fortalecer los sistemas de salud para combatir y prevenir brotes

Los sistemas para la salud resilientes y sostenibles sustentan la lucha contra las tres enfermedades y son la base para prevenir, detectar y responder a las amenazas para la salud presentes y futuras.

«Al invertir en componentes clave de sistemas de salud resilientes, el Fondo Mundial apoya a los países para que luchen contra las enfermedades infecciosas más letales del presente, al tiempo que se preparan para las amenazas sanitarias del mañana», señaló Sands. «Por ejemplo, seguiremos desempeñando un papel esencial en el apoyo a los trabajadores de salud comunitarios y en el fortalecimiento de las cadenas de suministros y redes de laboratorios».

En total, el Fondo Mundial ha adjudicado más de 5.000 millones USD para ayudar a los países a responder a la COVID-19. De ellos, unos 2.200 millones USD se destinarán a reforzar los sistemas para la salud y a mejorar la preparación frente a pandemias.

Acelerar el acceso equitativo a herramientas innovadoras y revolucionarias

Acelerar el acceso equitativo a herramientas innovadoras es esencial para recuperar y mantener el impulso en la lucha contra el VIH, la tuberculosis y la malaria.

«A pesar de todas las dificultades, la meta de acabar con el sida, la tuberculosis y la malaria como amenazas para la salud pública sigue siendo factible. Sabemos qué debemos hacer, tenemos herramientas que funcionan y podemos aprender de ejemplos que han tenido éxito», afirma Sands. «Debemos acelerar el acceso a innovaciones revolucionarias y optimizar su despliegue junto con las herramientas existentes para maximizar el impacto de cada dólar. Necesitamos eliminar las desigualdades que aumentan la vulnerabilidad de las jóvenes, las poblaciones clave y los más pobres».

En el caso del VIH, el anillo vaginal con dapiravina, el primer método de prevención del VIH efectivo controlado por la mujer, ofrece una nueva herramienta que permite a las jóvenes y mujeres protegerse de la infección. El VIH pediátrico sigue siendo un área global cuyas necesidades no se han cubierto, pero las últimas innovaciones en el tratamiento podrían marcar un antes y un después. La asociación del Fondo Mundial está invirtiendo en una fórmula pediátrica con dolutegravir, que es más efectiva, barata y mejor tolerada por los niños.

En la respuesta a la tuberculosis, entre las innovaciones clave están nuevas herramientas diagnósticas, como las radiografías móviles y diagnósticos moleculares de menor costo; nuevos tratamientos, como la terapia de combinación con bedaquilina, pretomanida, linezolid y moxifloxacino (BPaLM) para la tuberculosis farmacorresistente; y el nuevo tratamiento preventivo de corta duración denominado 3HP.

Para la malaria, existen diversas innovaciones para el control de vectores, la prevención, el diagnóstico y el tratamiento que nos ayudarán a combatir las alarmantes tendencias en cuanto a infecciones y muertes. Por ejemplo, los mosquiteros con doble ingrediente activo que combinan piretroide y clorfenapir, y que estarán disponibles a gran escala a partir de 2024, son mucho más efectivos que los mosquiteros tratados únicamente con piretroide. Los ensayos mostraron una reducción de aproximadamente el 50% de las infecciones por malaria entre niños de seis meses a diez años de edad.

Optimizar el despliegue integrado de estas innovaciones, acelerando al mismo tiempo las iniciativas para acabar con las enormes desigualdades que alimentan las enfermedades infecciosas, será esencial para recuperar el terreno perdido. La única forma de garantizar que los servicios vitales lleguen a los más vulnerables, entre otros, quienes son marginados por la pobreza, la estigmatización, la discriminación o la penalización, es mediante el empoderamiento de las comunidades en mayor riesgo.

Situar a las personas y a las comunidades en el centro de nuestro modelo ayuda a generar confianza, que es el cimiento vital para conseguir nuestra misión sin dejar a nadie atrás.

Informe completo FM 2023 en inglés

Informe Ejecutivo FM 2023 en español

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