Manuel Bellido, director de OSDHI está manteniendo en distintas partes de España conversaciones con distintos grupos de personas para reflexionar juntos sobre un tema esencial en la vida de las personas basado en una pregunta ¿y ahora qué?
Cuestionarse es bueno, hacernos preguntas es bueno: puede ayudarnos a abrir nuevas posibilidades en nuestras vidas, es el primer paso para resolver problemas o afrontar nuevas etapas. Las personas que se hacen muchas preguntas tienden a estar más comprometidas con sus vidas, más satisfechas y más felices.
Cuestionarse es un riesgo. Si una persona es capaz de preguntarse honradamente ¿y ahora qué? arriesga, pone en juego su pensamiento, su actuación, su palabra, sus relaciones, porque, lo quiera o no, el ser humanos es un homo socialis, es alguien que está obligado a conciliar su realidad concreta con la apertura y la consideración de los demás.
¿Que pone encima de la mesa el “y ahora qué”? Pues la posibilidad de equilibrio o desequilibrio entre bienestar personal y bienestar colectivo, amor propio o bien común e incluso egoísmo y generosidad.
El acto de cuestionar va entrelazado a un profundo deseo de conocer la verdad y entender lo que sucede a nuestro alrededor. Es por ello que buscamos, ante todo, respuestas congruentes a las preguntas que nos hacemos nosotros mismos y que a veces no nos dejan dormir
Hacernos esta pregunta puede ayudarnos a comprender mejor nuestras propias motivaciones, objetivos y valores. También puede ayudarnos a tomar decisiones más informadas y mejorar nuestra vida. Hacernos esa pregunta también puede ayudarnos a desatascar relaciones, para solidificarlas o para cortarlas.
Es un examen de los propios pensamientos y sentimientos. En definitiva: «Conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los dioses» Inscrita en la entrada del santuario de Delfos, en la Grecia antigua, y difundida por Sócrates.