He tenido ocasión de seguir por TV una colorida ceremonia en la Ciudad de México donde cientos de indígenas y otras personas participaron en una evocadora ceremonia con motivo del Día de la Tierra para llevar sus ofrendas a la Madre Tierra.
Con máscaras y vestimentas de la cultura indígena se entregaron a bailes y cantos y a una colorida procesión en la que también participaron muchos turistas. La ceremonia del domingo comenzó con un baile en honor a Tláloc, el dios de la lluvia.
El Día de la Tierra se celebra anualmente en todo el mundo el 22 de abril y la campaña global de este año se centra en acabar con el uso de plástico. Este día de la Madre Tierra es el tercero que se celebra en el marco del Decenio de la ONU para la Restauración de Ecosistemas.
¿Qué regalo podríamos hacerle a nuestro Planeta en su fiesta? ¿Liberarlo del plástico con el que lo asfixiamos? ¿Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarnos al cambio climático del que tanto hablamos? Son preguntas a las que todos los ciudadanos y gobiernos tendríamos que responder. Sin embargo, la cuestión que yo me pongo es esta: mientras se siguen organizando simposios, se sigue legislando con poca contundencia; ¿somos conscientes de que el problema no es cuánto nos costará renunciar a determinados hábitos poco ecológicos, sino cuánto gastaremos en reparar tanto daño si seguimos vertiendo contaminación en nuestro medioambiente? Pensemos, por ejemplo, que la contaminación no solamente tiene efectos sobre el clima, los tiene sobre nuestros pulmones, y los fenómenos meteorológicos extremos conducen a un rosario de enfermedades…… SEGUIR LEYENDO