El concepto de seguridad alimentaria se ha ido ampliado en el tiempo

Una de las razones por las que nuestra “cesta de alimentos” tendrá que incorporar más plantas que antes es que nuestra comprensión de la seguridad alimentaria está evolucionando. Hace más de 20 años, cuando se redactó por primera vez el Tratado Internacional, se hacía hincapié sobre todo en las calorías necesarias para proporcionar una dieta básica y erradicar el hambre. Ahora comprendemos cada vez mejor que también hay que centrarse en la nutrición, profundizando tanto en los micronutrientes como en los macronutrientes.

En muchos países coexisten la desnutrición y la hipernutrición, ya que las dietas experimentan cambios radicales y los productos elaborados suelen sustituir a los alimentos tradicionales. Ahora que la tendencia al sobrepeso y la obesidad es tan preocupante como el hambre, es necesario incorporar a nuestra cesta alimentaria plantas nutritivas y no solo calóricas.

Las plantas del pasado no son necesariamente las plantas del futuro

Además de comer más hortalizas, frutas, frutos secos y semillas porque nos preocupa la nutrición, hay una tendencia a consumir más proteínas de origen vegetal, como las legumbres.

También están en auge cereales menos conocidos y nutritivos, como el mijo y el sorgo, o alternativas similares a los cereales pero igualmente sin gluten, como la quinua y el amaranto. Cultivos menores e infrautilizados como estos se encuentran ahora a la vanguardia de las tendencias alimentarias, no solo desde el punto de vista nutricional, sino también porque muchos son beneficiosos para el medio ambiente.

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