Hay un denominador común en las recomendaciones para establecer las prioridades de las empresas cuando hablamos de los indicadores ESG (Medio Ambiente, Social y Gobernanza, por sus siglas en inglés), y ese es la persona. La preocupación mayor, aquello que comparten todas las propuestas, es el desarrollo de la persona como centro de partida de todas las políticas de mejora. La persona, tanto como individuo y como en su dimensión social, tiene que estar el centro, carece de sentido cualquier objetivo de progreso de la sociedad, ya sea de carácter medioambiental o social si es olvidando a las personas.

Queremos cuidar el planeta (E), debemos asistir a los desfavorecidos (S) y establecemos normas de convivencia y buen gobierno (G), pero para y por las personas y la mejora de la calidad de su vida. Cualquier otra aproximación carece de base por falta sentido.

Por ello, cobra más importancia que nunca destacar el significado de la palabra dignidad como paso previo. Sin creer y entender que todas las personas merecen el reconocimiento de su dignidad y que deben ser tratadas como tales es difícil seguir adelante. En este punto es recomendable releer la Carta Internacional de los Derechos del Hombre de 1948 para recordar que es el respeto al individuo y, después ver el artículo 29, que menciona los deberes de las personas asociados a sus derechos. Así estaremos en condiciones de seguir marcando objetivos. Si no nos planteamos las personas primero, corremos el riesgo de caer en discriminaciones que enfrentan.

La metodología de Proyecto Hombre para la rehabilitación de las adicciones al consumo de sustancias tóxicas parte de creer en que cualquier persona, por muy hundida que esté por la dependencia a las drogas o al alcohol, tiene la posibilidad de salir del túnel si se le acompaña en un proceso individual de introspección que le permita averiguar la causa, la mayoría de las veces inconsciente, de esa búsqueda de evasión por el consumo. Sólo la confianza de su familia, de los terapeutas, de su grupo de terapia creyendo en él, permiten que recobre la autoestima necesaria para que vuelva a tener sentido su vida. El enfoque holístico de la terapia bio-psico-social, permite abordar áreas de la persona que deben ser gestionadas por cada uno y encontrar nuevas formas de afrontarlas que la simple evasión por el consumo.

El proceso no es fácil: se reconstruyen los sentimientos, las normas, la voluntad y la manera de afrontar la vida en la familia, en el trabajo y en la sociedad. Es duro, porque nadie más puede hacerlo que la misma persona que padece la adicción y se enfrenta a sus miedos ocultos.  Si se logra demostrarle que se está a su lado durante el proceso, los resultados son evidentes: más de 24.000 personas en estos últimos 31 años han seguido nuestros programas en Sevilla con éxito y la conclusión es clara: la vida se recupera, su agradecimiento nos da fuerzas a los que buscamos los recursos personales y económicos para seguir trabajando para facilitar la salud destrozada con las adicciones.

Y todo es posible porque cuando ya alguien piensa que esta vencido, que está tocando fondo, hay un grupo de profesionales que abren una puerta a la esperanza para ellos y sus familias, asegurándoles que se sale porque creen en él y en su capacidad de lucha.

La Fundación Proyecto Hombre Sevilla trabaja en distintas líneas según las necesidades: un programa ambulatorio cinco días a la semana durante varios meses para consumidores de droga y alcohol. Otro programa vespertino para las personas que necesitan apoyo por el tipo de sustancia y su escaso grado de desestructuración que les permite seguir trabajando. Programa específico para jóvenes de 15 a 25 años acompañados por sus padres. Programa para mujeres con un grado de vulnerabilidad elevado y programa para personas con patología dual.

Las consecuencias del consumo prematuro siguen haciendo estragos tanto en la salud mental como en los organismos de los afectados, en especial en los jóvenes. Las autoridades sanitarias son muy conscientes de ello y prestan todo tipo de apoyo, ahora falta que la sociedad asuma con mayor rotundidad la necesidad de la prevención en los centros educativos mediante la formación de los profesionales para lo que las entidades del tercer sector, como Proyecto Hombre, están a disposición de las autoridades académicas. ¿Seremos capaces de tener la humildad de reconocer la necesidad de trabajar juntos familias, profesionales, expertos y autoridades para evitar que personas lleguen a necesitar la ayuda de centros de rehabilitación? Creemos que sí es posible, porque tenemos fe en las personas y en el reconocimiento de su dignidad. Los resultados de nuestro trabajo lo avalan y el reconocimiento de la sociedad sevillana lo confirma.

 

Antonio Fragero Guerra 

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