El mensaje central de la Encíclica Sollicitudo rei socialis es, sin duda, la llamada que Juan Pablo II hace a los cristianos y a todos los hombres de buena voluntad a vivir la solidaridad, como resumen de la Doctrina Social de la Iglesia en el momento histórico actual.
A los veinte años de la Populorum progressio de Pablo VI, SS. Juan Pablo II hizo pública su Encíclica SoIlicitudo Rei Socialis, acerca del mismo tema (los problemas del desarrollo a escala internacional), desde la perspectiva de las últimas dos décadas. Hacia 1967 había un difuso optimismo sobre la resolución más o menos pronta de los problemas del desarrollo, se veía más bien negativa. La brecha entre el Norte desarrollado y el Sur subdesarrollado creció en este lapso, haciéndose crítica —y no sólo en los países más desvalidos— la situación de la vivienda, de la desocupación y de la deuda externa. A veces los propios mecanismos del crédito internacional y de la inversión extranjera se habian vuelto contra los países subdesarrollados.
Además la Encíclica recuerda que desarrollo no significa el mito del progreso casi automático e ilimitado de la humanidad, tampoco es el desarrollo una realidad simplemente económica, ni puede consistir, menos aún, en la llamada civilización del consumo, una triste e insatisfactoria experiencia de grupos privilegiados, que no puede sino sofocar las aspiraciones más profundas del corazón humano. En definitiva, el desarrollo auténtico ha de medirse por un parámetro interior, de naturaleza cultural y ético-religiosa, que el documento examina tanto a la luz del Génesis como de los Evangelios.
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